Luz y Fuerza del Centro


Me encontraba cenando unos tacos dorados en compañía de Mario, un amigo. El local es pequeño y ofrece tacos, hamburguesas, pollo frito, café, postres, pozole los domingos, y algo más. El pequeño negocio se encuentra cerca del departamento que alquilo, ofreciendo pecios económicos y atendido por todos los miembros de una joven familia. El papá es el cocinero, la mamá lleva las cuentas y ayuda en la preparación de los alimentos, la niña mayor atiende las mesas, el hermanito vende los postres en una mesita que tiene en la entrada, y la más pequeña de las niñas corre y ríe para todos lados junto con su hermano sin cansancio —Me parece que los postres que venden están adulterados porque a los pequeños diablillos no se les acaba la pila. Al final pediré un flan para examinarlo—. Después de una pausa, entre masticada y masticada, Mario pregunta mi opinión acerca del cierre de la paraestatal “Luz y Fuerza del Centro” (LyFC) y me quedé mudo, sin saber que decir, pues me agarro en frío.

- Oye, Luis, ¿qué opinas del cierre de “Luz y Fuerza del Centro”?

Mostrando un poco de desinterés, pues los asuntos políticos me fastidian, y además me encontraba sumido en mis propios pensamientos, respondí con lo primero que me vino a la mente sin mucha preocupación.

- Nada.

- ¡Cómo nada! ¿Qué piensas de que muchos trabajadores pierdan su empleo? —Insiste y hace más clara la pregunta, acotándola a un tema en particular—.

En ese momento dejo a un lado mis pensamientos, tomo una rebanada de jitomate, le pongo un poco de sal, le doy una mordida a mi taco y le indico con expresión, poniendo cara pensativa, que enseguida le responderé —El aprovecha mi pausar para continuar con su cena—. Al tiempo que iba saboreando mis alimentos, comencé a buscar una respuesta en tiempo presente. Me di cuenta que, efectivamente, no sabía nada del tema y que únicamente contaba con la información difundida por los medios de comunicación a primera hora. Entonces, tomo un poco de café, aclaro la garganta, y le digo.

- ¡Ejem!, pues que puedo decirte, estoy de acuerdo. Solo cuento con la información oficial, no soy analista, ni tengo cifras. Lo poco que he escuchado es que se trataba de una paraestatal no rentable la cual operaba en números rojos desde hace mucho tiempo. Pues bien… ¡Qué buena medida!, ya se estaban tardando. Me parece que con esa lanota que van a ahorrarse año con año tienen pensado apoyar a los más pobres con despensas y hospitales, que a todo el personal se le van a indemnizar por encima de lo que marca la ley, y que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se hará cargo de las funciones que deja LyFC. También escuché que absorberá a parte de los desempleados y que los jubilados seguirán cobrando. Parece que todo está bajo control. ¡Bravo! ¡Que viva el rey! ¡Hip hip hurra! Visto desde ese ángulo, creo que es una medida dolorosa, pero necesaria.

- ¡Ja! Sí, Luis, pero el dinero se acaba. Te parece sensato generar desempleo en estos tiempos de crisis. ¿En realidad fue una buena medida liquidar a LyFC?

- Buen punto… Los que logren ser absorbidos por CFE: qué suertudos. Los que tengan la sabiduría para invertir y/o administrar su finiquito: qué inteligentes. Y a todos aquellos que se les agote su lana se integrarán al la economía informal y al mercado ambulante, generando nuevos gastos al gobierno, pues en algún momento habrá que apoyarlos, y también habrá de reducirse el cobro de impuestos, pues al ser informales, no declararán.

- Si, espero que eso también lo hayan contemplado. También espero que no se sigan de corrido y que no les dé por liquidar o vender a otras más.

Haciendo memoria de algunas de mis clases cuando aún era estudiante y de algunos libros que me han servido de sano entretenimiento… Me arranco.

- Pues sí, Mario. Ahora déjame hacer un poco de historia. Estamos a poco menos de dos años de la celebración del bicentenario como nación independiente y continuamos con el “ya merito somos nación de primer mundo”. Sueño de los insurgentes que se inmolaron en el campo de batalla, en el cadalso, o padeciendo espantosas torturas que le arrancaban el grito hasta al más valiente de los hombres, arrebatándoles la vida en medio de dolorosos lamentos. Todo en aras de la libertad. De los conservadores que trajeron a Maximiliano —También el príncipe austriaco soñó con México, cómodo en su nuevo castillo. Quería un imperio en donde los herederos fueran los descendientes de Iturbide—, de Don Benito Juárez y todos los liberales, de los revolucionarios con su “tierra y libertad”, y de muchos más, y seguimos en el “ya merito”… Con este nuevo plan, con esta nueva reforma, con este nuevo presidente, con este nuevo partido, etc.: “Las cosas van a cambiar”. Dejaremos de ser pobres y nos codearemos con naciones de primer mundo. ¡Aja!, si, seguro… Seguro pasarán otros 200 años y continuaremos contando la misma historia: Asesinatos, felonías, imposibilidad para llegar a un acuerdo, pleitos de todos contra todos, venta de la patria, cuartelazos, golpes de estado, y todo lo que ya conocemos para evitar que esta nación crezca y de cobijo a todos sus habitantes.

Mi amigo, confundido por el reojo que he dado al pasado, intrigado pregunta.

- ¿Qué tiene que ver todo eso con LyFC?

- Pues que este hecho formará parte de la historia del tu país, de mi país, y ahora me pregunto si en el futuro la nación se verá beneficiada o solo es uno más de los tantos engaños que recibe el pueblo. Me pregunto ¿Desde cuándo LyFC opera en números rojos? En el pasado, ¿se realizaron esfuerzos para hacerla rentable? ¿Se trató de negligencia y olvido? ¿Se trató de un plan fríamente calculado años atrás para justificar la liquidación que hoy es noticia? ¿Por cuánto tiempo destinarán dicho presupuesto al combate de la pobreza? ¿En manos de quién caerán dichos recursos una vez que el pueblo haya olvidado la liquidación de LyFC? A mi entender, hay un pequeño grupo de poder que trabaja para su beneficio y que continúan dando atole con el dedo al confundido pueblo mexicano que se traga muchas de las mentiras de los políticos en turno.

- A ver, a ver, a ver, ¿Tú crees que hay gato encerrado en todo esto?

- No lo sé, pero por ahí hay rumores. Se dice que le están quitando los chipotes al camino. Que en el fondo hay otros intereses que involucran mucho capital. Se habla del monopolio de la fibra óptica y que se yo. ¡Bah!, solo estoy especulando.

- Ah, ya vez. Así se hacen los chismes. Mejor infórmate. Me parece que eres un disconforme y que con nada estás de acuerdo.

- Pues sí, no hay que creer todo lo que nos dicen. Debemos conocer a los personajes en escena, las decisiones que tomaron en el pasado, cómo llegaron a donde están, las alianzas y negociaciones que hacen hoy, etc., para lograr predecir el futuro que hemos confiado en sus manos.

- Pues aquí el que tomó la decisión fue Felipe Calderón. ¿Le conoces algo o solo hablas al tanteo? ¿O esperas ver a quién le queda el saco?

¡Guau! El tiro fue a quemaropa. El cuestionamiento que hago ahora se me revierte. Miro mis tacos, tomo el siguiente, lo tomo con cuidado por una de sus orillas para no embarrarme de crema, lo huelo, huele bien, y me apresuro a comerlo al mismo tiempo que trato de responder al cuestionamiento que me he ganado. Un poco de ensalada, me limpio la boca, otro sorbo al café, y con cautela respondo.

- Felipe Calderón… FeCal , allí algo huele mal. Recuerda que él llegó a la presidencia junto con su delator, el que le saca los trapos al sol, el que lo llama pelele con un gabinete espurio. Si, el incómodo, y no me refiero a su cuñado, sino a su dolor de cabeza, al entrometido, aquel que no lo deja ni sol ni a sombra, el que encara a la máxima autoridad, el que se pone al tú por tú con el presidente en turno, el que reclama el poder arrebatado, el que exige ser el número uno. Me refiero al popular o populista Manuel Andrés López Obrador (MALO) —¿O se llama Andrés Manuel López Obrador (AMLO)? Mmm… como sea—, quién desde pequeño ha andado de boca en boca, pues, “accidentalmente”, cuando él y su hermano menor eran adolecentes, jugando con una pistola, ¡pun!... le dio, privándolo de la vida —No es que sea chismoso, pero hay quienes afirman que fueron celos o rivalidad entre hermanos—. Nuevamente la pasión me desvía del tema, disculpa, como te decía: AMLO no pierde la ocasión para exhibir las decisiones que FeCal ha tomado y alianzas que ha hecho con la firme determinación, de restarle popularidad, de quitarlo del camino, de destruirlo. Así es, AMLO una y otra vez, con pruebas en mano, nos echa en cara que FeCal es un corrupto, un fraudulento que trabaja no para el pueblo, sino para una mafia de ricos y poderosos. Ha sacado a la luz pública, que en el sexenio de Vicente Fox, cuando FeCal era Secretario de Energía, otorgó un contrato millonario a una empresa española para buscar gas en la Cuenca de Burgos.

- Espera, espera. ¿Dónde está ese lugar?

- Mmm… Me parece que está al norte de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas. Te decía, AMLO acusa, y sigue acusando a FeCal, por otorgar ese contrato millonario a los extranjeros sin que hayan tenido éxito alguno. Que fue un fraude, un robo a la nación y no sé cuantas cosas más.

- Ahora que lo mencionas. ¿Qué onda con el cuñado incómodo?

- ¡Ah! De eso si me acuerdo, pues me tocó vivirlo de cerca. Cuando ambos eran candidatos a la presidencia y la confrontación se encontraba en su punto más álgido, AMLO difamó, con todo y pruebas, que FeCal le otorgó a la consultoría de Software Hildebrando un contrato millonario para desarrollarle software a PEMEX.

- ¿Y ahí donde está la trampa?

- Pues que deben participar diferentes compañías, cada una con su propuesta y sus honorarios, para que al final se decidan por la mejor opción. Debe haber un fallo a favor de una de ellas. En aquel entonces, cuando FeCal era Secretario de Energía violó la ley y favoreció a Hildebrando. ¿Por qué crees? ¿Quién crees que es el dueño?

- No sé, no recuerdo. En aquel entonces estaba en Veracruz ocupado con mis menesteres universitarios, pero espera. —Buscando la respuesta en el techo comienza a balbucear— Dieee, Die-go, ¿Diego Zavala?

- ¡Lotería! El dueño de Hildebrando es Diego Zavala, hermano de la esposa de FeCal. ¿Te das cuenta?

- ¡Ah no man…! ¡Ah no chin…! ¡Ah no jod…! ¿Es neta o es choro?

En ese momento me sentí como el amiguito pícaro que revela a su grupo de amiguitos la verdadera identidad de los Reyes Magos: “Tontos, los Reyes Magos no existe. Los que llevan los regalos son sus papás —je je je—.” Y continuando con mi pequeña maldad, de manera irónica le digo:

- Si no me crees, puedes preguntarle. Recuerda que trabajas para él en una de sus empresas. ¿Qué te parece si en la fiesta de fin de año te acercas a saludarlo y tratas de conversar con él? Puedes acercarte curiosos, y como un reportero de espectáculos amarillista, puedes inquirir con preguntas poco amables. O bien, con lo que ahora sabes, puedes extorsionarlo y hacerlo tu socio. ¿Qué dices?

Ambos reímos... Él me mira, tratando de entrever qué de todo esto es mentira y qué es fantasía. Mientras tanto yo, me apuro con el último de mis tacos, que para ese entonces ya comenzaba a enfriarse. Entonces opina Mario.

- Bueno, el Sr. Diego es un hombre de negocios de una, o algunas empresas privadas, y el debe de buscar la manera de incrementar sus utilidades. Además, emparentado con el Secretario de Energía y sabiendo que existe la posibilidad de desarrollarle software a PEMEX y a muchas otras grandotas, pues sería muy ingenuo al no aprovechar esa palancota. La tentación era grande, había que hacerle propuestas, hacerlo su aliado y socio. Cualquiera hubiera hecho eso, es obvio, ¿no crees?

- Correcto. Al parecer, quien tragó el anzuelo y pecó de inocente fue Felipe Calderón. Debió cuidar su imagen. Ahora bien, un servidor público está para salvaguardar los intereses de la nación. Claro, deben relacionarse con las empresas privadas, pero siempre deben tener presente que su función es servir a la mayoría y no a una elite privilegiada. No abusar del poder. Si todo lo que ha hecho ha sido a favor de los mexicanos, que bien; pero si ha sido para beneficiar a algunos cuantos, ps, que mal.

- Probablemente nunca se imaginó que iba a llegar a la presidencia, tal vez se sintió muy confiado en aquel entonces, o pensó que ser candidato presidencial se trataba de turistear por el país repartiendo promesas a granel.

- Yo creo que nunca se imaginó que se enfrentaría con un acusador tan poderoso como él. O tal vez si lo sabía, así como también sabía que sus alianzas eran mucho más fuertes que las de cualquier rival.

- Oye, Luis, se me ocurre que el futuro de este país si se planea y con mucha anticipación, pero no a favor de la sociedad, sino a favor de una pandilla de rufianes.

- Órale, estuvo buena la plática. ¿Quieres un flan?

- Sí, pero para el camino. Ya vámonos.

Entonces, con un montón de preguntas en el aire, pedimos la cuenta, pagamos y nos retiramos con el estomago lleno —por entonces—... Y en el camino:

- Oye, Mario, ¿qué opinas del cierre de “Luz y Fuerza del Centro”?

FIN

Comentarios

  1. Una vez más me he quedado sorprendido con la narrativa de tu artículo que si bBien es de un lenguaje simple es también profundo, completo, claro, sincero y hasta chusco. Ahora bien el tema que tocaste con tu amigo es sumamente interesante desde muchos puntos de vista, digno de un análisis completo, a lo cual quiero sumar la siguiente reflexión.
    Platicando de esto con otros colegas amigos mios nos dimos cuenta que en realidad creemos que detrás de todo este circo se encuentra al máxime representante de la corrupción de nuestro México el Sr. Carlos Salinas de Gortari que junto con su mascota, la Ardilla, Diego Fernández de Ceballos orquestaron esta obra dantesca en la cual planearon desprestigiar al máximo a una paraestatal para que sea ella misma la que cave su tumba, con el fin de apoderarse de toda la red de Fibra Optica que el pueblo a pagado y ponerla dentro de su infraestructura de su naciente empresa de servicios y ahora bien la liquidación de los empleados esta asegurada con la nueva aprobacion del 16% al consumo. Cómo ves otra vez, ¡ el pueblo paga !. Me acorde de tu articulo .. Denunciemos la corrupción.

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