Uno de mis miércoles
Miércoles 24 de mayo del 2017 6:30 a.m. Una mañana tibia, mañana de primavera, 17 grados centígrados en el termómetro. Descansado, recién duchado, con aromas nuevos, muy despierto y listo para el trabajo. Me he acomodado en la primera plaza del autobús para tener la mejor vista, mirando de frente al camino. No soy de los que acostumbra dormir en los viajes, me gusta ver a través de la ventana, alargar la mirada más allá de mis límites mientras los pensamientos juguetean para construir una realidad alterna. Como ya me es costumbre, viajo con el estómago vacío y sin haber bebido nada. Esta estrategia, manía según otros, la sigo desde que me mude a mi casa hace poco más de un año, para evitar inconvenientes en el trayecto. Desde aquel entonces viajo con mi mochila en la espalda. Esta vez no llevo libros, mi época de estudiante ya quedo tiempo atrás. Ahora cargo recipientes con comida para alimentarme cuando lo considero conveniente. Esto me ayuda a entretener el hambre y a